Aguántenme un cacho, ya regreso, se excusó con la mesa
Se levantó desarrimando la
silla, arrastrando sus patas, como siempre
Gambeteando las mesas se
llegó hasta la barra y preguntó por el sanitario
“Subiendo la escalera, al
fondo a la derecha” fue la indicación del tipo de la caja, que mantuvo la misma
posición desde que entraron al bar. Muchos dudaron si estaba embalsamado
Mientras los demás tomaban
café, el pedía Té con hebras y como siempre, después de saborearlo
despaciosamente, la ceremonia repetida: “Aguántenme que ya regreso”
Hombre de vejiga impaciente,
no podía gobernar su órgano rebelde
Se llenaba hasta con humedad;
imaginar con el más mínimo brebaje
Lo que no daba era la
ecuación volumen/tiempo, porque si vas a cada rato, porque tardas tanto ¿?
No importaba si era un bar,
una casa, un restaurant o la vía pública. La secuencia era un calco
Pobre. El no tenía la culpa.
Pero pensar que cambiaría, en un lugar al aire libre, rodeado de personas fue
un error…
Jornada de reflexión fuera de
los muros del trabajo. Una invitación relajada en un sitio alejado y agradable
que las empresas con acentuado interés y convicción que los mejores resultados
se obtienen con empleados motivados organizan (expresado así queda bonito y suena mejor;
como que dan ganas de ser parte)
Si no fuera que además de
juegos motivacionales y convites de almuerzos y cenas con manjares, quien asiste
a este tipo de jornadas, podría llegar a jurar que se parece mucho a un grupo
en etapa de recuperación de excesos de cualquier tipo (En realidad, algo de eso
hay…)
Todo es alegría. Todo es
camaradería. Todo es compartir y el espíritu subyacente es “Somos un Equipo”
Arenga parecida a un equipo
de futbol en la manga antes de saltar a la cancha
Promediando la tarde de una
de las jornadas, llamaba la atención, qué hasta entonces, no había necesitado asistir
al templo del desagote
Sentados todos en informal ronda,
cada quién exponía su decir, con parlamento limitado en emociones, para no irse
de mambo entre aquello de realidad y expectativa
Y del amigo y su necesidad,
ni noticias… Este tomo algo comentaban, pero que ¿?
De repente, el sonido de su
teléfono celular, alerta una llamada entrante. Se disculpa “Aguántenme un cacho,
ya regreso”, a lo cual, asintieron todos haciendo un gesto con la cabeza
Ahora sí se dijeron entre
miradas, creyendo que aprovecharía para hacer lo suyo (y creyeron bien); mientras
atendía su llamada detrás del árbol ubicado frente a la ronda informal, aliviaba
la carga que venía aguantando desde hace horas
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