Desisto
He llegado hasta aquí
Más no puedo seguir
El presente del pasado
Acosa mi futuro
Cada vez que mis ojos
Distraen su mirar
Donde sea que me encuentre
11:11 marca un reloj
Es un mensaje del destino
O es que acaso es como dicen
Es el llamado de los ángeles
Que acuden a las almas
Sensibles de sentir
Con estos antecedentes
Recomendada por mi madrina
Me presenté delante de Doña
Nidia
Señora entrada en edad
Rostro amigable y adorables
modales
Un quiosco como coartada
Disfrazaba su negocio
Detrás de las golosinas y
cigarrillos
En realidad, escondía
Su verdadera dedicación
Era bruja declarada
Como las que escriben en
cuentos
Lúgubre y sombrío
Aroma esotérico
Me pregunté una y mil
Veces que estaba haciendo
En ese lugar
Me acordé de mi madrina
Como tribuna popular con el delantero
Que erró un penal
Lo cierto es que sin preguntar
Comenzó con su tijera
A “cortar” mi maleficio
Por arriba de mi cabeza
Inevitable y mal habido mi
pensar
Derivó en la osamenta que el
toro
Orgulloso luce entre las vacas
Una mueca con intención de
carcajada
Disimulé sabiamente
La bruja ni se dio cuenta
Pasada más de una hora
El único resultado
Fue un bostezo de mi parte
Que empañó todos los vidrios
Para entonces mi interés
Era tan creíble
Como las tasas
Que ofrecen los bancos
De repente…
Las palabras mágicas:
Amigo ya está curado¡!!
(mientras decía para mi)
Cuanto me va a costar esto ¿?
Dispuesto a reconocer su labor
Pregunté por sus honorarios
Pero algo… turbó ese instante
El reloj colgado en la pared
Marcaba con sus agujas 11:11
Frente a la atónita mirada
De mis ojos
Hasta aquí llegó mi amor¡!!
Atiné a expresar
Mientras depositaba en sus
manos
Dos lucas contantes y
sonantes
Por algo que me seguía
pasando
En fin… dije suspirando
Saludé y me fui blasfemando
bajito
Silbando “El Rock del Pedazo”
Sin creer porque y sin saber la
causa
Me senté en un café para
olvidarme de todo
Y nuevamente… otra vez
11:11 frente a mis ojos¡!!
Pero esta vez por el partido
Entre Argentina y Brasil
Por la final de la Copa América
Menos mal le dije al mozo
Mientras le abonaba el café
Por un momento pensé
Que me había vuelto loco
Me voy a casa… ya es tarde
En el reloj de pared
Las agujas marcan 11:11
En el bolsillo me faltan dos
lucas y una hora
De tiempo en mi vida
Leí y lo volví a leer, pues en cada renglón hay algo que indica un guiño al presagio oculto en el misterio de lo que es la vida. Quién alguna vez no ha ido a una de esas brujas que levante la mano, y lo digo con una sonrisa en los labios. Me gustó el relato en forma de leyenda. Buenas noches Patricio.
ResponderBorrarJajaja es así Elsa. Gracias por comentar. Paz y Bien
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