Cuánto dolió aquella partida
Que
de no haber sido que se venía preparando de hace tiempo hubiera afirmado que
fue de un día para otro por lo intempestiva
Será
por eso por lo que aún no cicatriza mi herida
Aquella
casa de la calle Campichuelo fue… no solo el lugar donde transcurrió mi infancia;
fue mucho más que el hábitat donde moré
Aquel
sitio tenía magia
Había
sido construido por mi abuelo Silverio en los años ’50, con sus propias manos
Casita
típica de entonces. Jardincito al frente, sobre la calle; canteros y árboles
frutales le otorgaban colorido y una fragancia particular; las chicas que
salían de la escuela cercana del hogar pasaban por mi vereda a pedir a mi
Madre, un gajo del Rosal o una flor; aunque realidad venían por el picaflor que
las polinizaba…
Fue
triste ver cómo me alejaba y desde lejos perderse el blanco del frente y el
cristal de la mampara en el horizonte que se hacía cada vez más diminuto
Aún
veo al niño aquel secando sus lágrimas… sin poder decir palabra
Si
tuviera que decir lo que siento quiero volver al lugar donde fui feliz por
jugar y reír
Es
que no quería ser grande. Solo quería crecer y ser fuerte como Papá tomando
meriendas de leche con el Capitán Piluso
Mi
ADN quedó allí en esas paredes; los aromas de infancia pintados de sonrisa en
noches de sueños y días repletos de aventuras
Donde
había que hacer la tarea hasta las 16 para recién salir a jugar con Luis y con
los demás en la Calle San Pedro; paleta, Pelota y después cantar canciones de
Sui Generis entonadas en re menor en guitarra acústica hecha a la fuerza
(porque en realidad era criolla y le había puesto cuerdas de metal)
Una
banda con intención de ser, los cuatro de Liverpool; Gustavo en batería, era
Ringo, Luis era Paul, Yo era John y Jorgito George
Época
de promesas Scout; con pañoleta y flor de lis
Tardes
de treparse a los techos y de andar en Bici lo más lejos de casa
De
escondidas nocturnas y carritos con rulemanes para tirarse por las calles en
bajada
Días
de barriletes construidos de caña cortada en los basurales de José León Suarez
Todas
las mañanas, batían palmas en la puerta y Fabián era el primero que me pasaba a
buscar para una Mariposa limonera atrapar, con ramas de un sauce cortada, de la
puerta de Don Baker
En
el patio de la casa del abuelo del Fabian, había jaulas con mijo, jilgueros y
algún mixto que hacía las veces de canario
Buscavidas;
a veces vendíamos perejil, semillas y huevos en la puerta del tano que tenía
una pollería y fueron varias las veces que nos corrió por vender huevos más
baratos…
Tiempos
de asaltos; con gaseosa y pastaflora; de bailar con distanciamiento estrecho
con la chica que te gustaba y nunca me animaba por vergüenza a que todos se
dieran cuenta lo que mis ojos no sabían ocultar
Tiempos
de creer que era un héroe como el Caballero Rojo y Superman; aunque en realidad
quería ser como mi viejo, que alguna vez corrió con su coraje a un chorro
armado
Por
eso, desde aquel diciembre, se mantuvo intacto en mi memoria, mis recuerdos,
como si nunca hubiera pasado el tiempo
Llorando
en brazos de mi vieja, una tarde gris como mí tristeza, se lo dije. No me hagan
esto…
No
quería que llegue el momento de partir de mi casa, de mi barrio, de mis amigos
y del niño que quería ser Feliz por jugar y reír
Tuve
la llave mucho tiempo y de tanto en tanto regresaba a la casa vacía de muebles,
pero llena de historia; en la primavera del ’80 se vendió la casa, y hasta mis
Padres ofrecieron una cena para celebrar el hecho; era un progreso para ellos
Para
mi… fue un trasplante a una maceta
De
tanto en tanto… regreso para ver aquella casa; aunque ya no sea la misma
Es
que allí perduran mis risas, los juegos y la esencia de picaflor que atrae por
su vuelo y poliniza con su pico
Claro…
si ese era mi nido
Hermoso es viajar en el tiempo y más aún con tanta riqueza en el alma.., muy lindo Pato!!!
ResponderBorrarPablo Querido Amigo, Muchas Gracias. Un abrazo. Paz y Bien
BorrarHermosa historia, felicitaciones por tener la capacidad de poner en palabras tantas emociones vividas en la infancia que van formando la personalidad👍
ResponderBorrarMuchas Gracias por el comentario. Un Abrazo. Paz y Bien
BorrarGracias Pato por invitar siempre al viaje en el tiempo. Sobre todo a quienes no tenemos esa gran habilidad de entrelazar tan bien las palabras. Abrazo grande!
ResponderBorrarSebastian, querido amigo mío, gracias por tus palabras. Un Abrazo. Paz y Bien
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