Siempre
tenía una respuesta a mano
Nunca
improvisaba. Sabía que decía
Atemporal
pertenecía al hoy de otra época
Actualizado
siempre. Revisionista profundo
Un
lírico de aquellos. Soñador empedernido
Si
no fuera que andaba en dos patas y se lo veía entre sus pares terrenales,
hubiera jurado que era similar a un perro. Ladraba, gruñía, movía la cola, te
corría, y te tiraba el tarascón, depende el que caiga de visita…
Notoria
prosapia
Se
llevaba tan bien con el chamuyo que cuando en silencio se expresaba se hacía
notar más que cuando hablaba
Solía
reírse de todo sonoramente y cuando se paraba de frente te miraba fijo a los
ojos
Cuando
su rostro era cubierto de seriedad y seguro de sí dirigía su palabra,
claramente tenía un origen, un sentido, una causa y un destinatario
Porque
no era de evadir las cosas que le molestaban
Siempre
decía, “te voy a ir a buscar” y no era para amedrentar. Solo avisaba con
tiempo, lo que acostumbraba a hacer
No
le gustaba andar, dando explicaciones; le incomodaba aclarar cosas que nada
tenían que ver con su persona.
Por
eso, cuando arrancaba con su labia, lo primero que decía era “yo también soy un
ser humano”, para ahuyentar a los cobardes agoreros, que se dedican a ver, la
paja en el ojo ajeno…
Especialista
en fichar, a los de poca monta, los tenía bien vistos y montados en un huevo
Su gracia
confundía, a los que tienen pelotas moviendo la lengua y los dejaba como
perinola, sin saber para qué lado caer, y si algo hacía bien, era hacer notar a
los falsos que los tenía calados, pero los dejaba actuar, para sobrarlos
Dicen
que a quienes se atrevieron a pasar el alambrado invisible de sus límites, los
sacó re cagando
Era
vueltero para lo que quería, pero más de uno, quedó sentado de culo, cuando sonriente,
los mandó al carajo
No
era del tipo que tenías que sospechar de sus palabras. Blanco era Blanco sin
vueltas. Por eso, el mismo decía “créeme lo que te estoy diciendo”
Le
daba mucho valor a la palabra
Poseía
un don natural, para distinguir muy fácil, quien realmente lo apreciaba de
corazón, y quien lo trataba por compromiso
Amigo
de sus amigos, a quien le daba su afecto era sincero
A
nadie condenaba ni ponía en la otra vereda; pero le encantaba hacer saber,
donde estaba parado
Nunca
cagó a nadie. Jamás dejo de tender su mano, sea quien fuere, sin medir las
consecuencias
Las
veces que le toco perder. Se las aguantó
No
era de quejarse. Pero cuando hacía sus planteos, exponía claros argumentos, que
solo los necios o los que hacían muy bien el papel de idiotas, no entendían
Cuando
lo querían “sacar” porque creían conocerlo, más disfrutaba
En
especial, cuando compraban que era un tierno y se comían los mocos, cuando les
demostraba quien era
Se
daba a conocer tal cual. La exposición y el hacerse cargo eran lo suyo. Como también
disfrutaba y mucho, sus tiempos apartado, para pensar, muy lejos de todo y de
todos
Era
como que se reciclaba, y como decía “me fui a buscar y me encontré”
De
versos componía sus poemas y de rimas sus dichos
Sabia
no meterse en líos tanto como salir de ellos, simplemente, porque no los
generaba; y cuando alguien intentaba incluirlo en el baile, te paseaba por
donde quería
Si
algo disfrutaba era dejar calentito al escaso de valor
Verborrágico
y pendenciero bancaba la parada y si era brava se agrandaba
Se
floreaba con su habla y más de uno quiso cantar envido y ahí nomás le echó la
falta con las viejas
A los
mediocres cobardes, incapaces de hablar por sus propios fueros, a los que
llevan y traen, dedicaba su ignorar; por más que de él dijeran lo que sea,
jamás han tenido el valor de hacerlo de frente.
No merecían
un solo segundo de su vida, para prestarles atención. Tenía cosas mejores que
hacer y a eso dedicó sus días. Disfrutando a pleno su vida
Se
lo suele ver, sonriendo sonoramente, haciéndose cargo, exponiéndose, esperando
a ver si alguno emparda la carta que juega con su habla, parado de frente, mirándote
a los ojos
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