lunes, 7 de junio de 2021

Gato Encerrado

Siempre era el último

Los muchachos estaban acostumbrados a esperarlo

Ya lo conocían. Sabían que era así y nunca le decían nada, más allá del gesto habitual, señalando el reloj como indicándole “mira la hora que es”

Es que ese era el día del partido más importante

Era “EL PARTIDO”

Lejos del equipo, como toda estrella, se ubicó en uno de los asientos de la barra, y se pidió un porrón con algunas papitas y manicitos para picar

Las miradas se cruzaban y el fastidio crecía

Nadie decía nada; es que el Nachito era el Crack; el único capaz de ganar solo un partido como estos

Una facha ganadora y eso también lo hacía prócer

Pero… se venía mandando varias; había pasado todos los límites y hace mucho que en cada tercer tiempo se recriminaban haberle dado tantos privilegios

Pero lo que estaban por escuchar, sí que no se lo esperaban; menos tratándose del Nachito; un desprejuiciado; un desobediente y caprichoso de las estructuras y de la disciplina

Al igual que en la cancha, tenía ojos en la espalda y oído tísico; escuchaba el silbato para perros el hdp…

Los encaró, sabiendo que lo estaban triturando a sus espaldas y sin mediar introducción se plantó y seriamente tiró 4312…

Todavía resonaban las palabras del Nachito y no terminaban de asimilar si lo que más les molestó, fue el eructo que antecedió su numérica frase, o que mierda le pasó, pero todos coincidían con la mirada, que se había ido al carajo

De hecho, el Armando; el líder natural; el que pega el grito en la cancha; el que pega bah; peón de panadería, el hijo de Don Esquivel y capitán del equipo elegido por consenso generalizado fue el primero que se lo hizo saber: “Te fuiste al carajo Nachito”

El Baby, mucho más cauto, lo llamó a la reflexión: “Nachito, nunca jugamos con ese sistema”

Cerebral Patricio, el 5, le refresca “Nachito, vos no corres ni en un incendio ni das una mano nunca”

Y así se sucedían las voces…

“No vengas ahora con tácticas”

“Vos siempre jugas en la misma posición, qué sentido tiene que tengamos que ajustarnos así justo hoy ¿?”

Imperturbable Nachito repitió desafiante: 4312

Situación que fue tomada por todos como una sobrada y las reacciones fueron inmediatas

El más calmo lo puteó

Los más exaltados pretendían cagarlo a trompadas

Se armó una trifulca donde cobraron hasta los pobres parroquianos del bar; la mayoría corrió para la calle y varios aprovecharon la volteada para rajarse sin pagar

BASTA O LLAMO A LA CANA¡!! Gritó el dueño de la canchita, tratando de amedrentar y atemperar los ánimos

Ahí nomás el Aníbal, peló la credencial que testimoniaba su condición de cadete retirado de la fuerza (una causa de la que nadie habla; algunos dicen que le sembraron evidencias; otros que en el fondo de su casa había evidencia de sobra sembrada…)

Lentamente todo fue retomando su calma habitual

Todos ayudaron a levantar las sillas que habían quedado dispersas y se fueron acomodando como estaban antes del quilombo

El Nachito también, y se acodó en la barra, mientras pedía otro porrón. Se lo tomó de un saque y envalentonado por la graduación alcanzada, se volvió a plantar ante el equipo

Tenía personalidad el vago y nuevamente tiró: Abrí un negocio en el Kavanagh. 4312 0004 ese es mi nuevo número. Pegó media vuelta y se fue

Se quedaron todos callados, viendo cómo se iba; como cuando vino tarde, nadie le dijo nada por irse antes del partido

Mientras el Armando, llamaba a un amigo de la panadería, para que venga a jugar en lugar que dejó Nachito, el resto murmuraba sin poder comprender, como le permitieron abrir un negocio en un lugar como el Kavanagh

Un parroquiano que había presenciado la discusión, sentado en una mesa cerca del baño, con los ojos vidriosos, pasado de moscato, bamboleante les chistó…

“Nashito… se fue ahí, pogque sse no le alcanzaba la guita”

-         “PERO QUE DICE HOMBRE ¿?” “SI NO LE ALCANZABA LA GUITA EN LA PIECITA QUE ALQUILABA; MENOS LE VA A ALCANZAR EN EL KAVANAGH”

“Sesee… es que antes vivía solo como un perro y ahora lo mantienen varios gatos”

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