Atravesó la estrechez del espacio entre escuchar y oír
Pasando con veloz parsimonia, a tal punto que el decir se quedo sin palabras
Presentes causales y testigos ocasionales murmuraban el hecho les resultaba raro que ni siquiera dejara huellas a su paso
Al menos se hubiera despedido, reclamaba el rumor barriendo la vereda, aprovechando para sembrar su semilla
El sonido extrañado se miraba con el viento que entre brisas le preguntaba a una nube que fue lo que pasó
No puede ser, nunca se lo ha visto así, decía la sombra del árbol, suele venir a mirarme todas las noches, le contaba la luna al sol, que pintaba de color río las aguas del plata
Pregúntele al silencio dijo la sabiduría, y como de costumbre pocos le prestaron atención
Solo el colibrí sabía sobre él y ante una multitud
perpleja contó…
“Alguna vez sus manos convertidas en cuenco agua fresca me dieron de beber. Mi fragilidad protegió con ternura y abrigó de calor mi tembloroso temor. Construyó un nido en su corazón y mis heridas curaron al albergue de sus latidos. Nunca me dijo su nombre, pero supe que era como yo, aunque no se parezca
Antes de seguir mi viaje… se despidió de lejos… sus alas desplegaron en vuelo y se alejó con veloz parsimonia”
Y..?? entonces…?? Exclamó magnánima la exigencia¡!!
“Déjenlo en Paz… Dar es su natural esencia…
Como la belleza de la flor…no tiene pertenencia, prefiere marchitarse en el tallo a lucir en un jarrón en tu centro de mesa”
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