Zurce de
hilo sedoso
Al pie de
una rueca marchita
Harapos de
un traje a medida
Deshilachado
de historias
Una flor lleva
en su mano
Y de arrugas
su sonrisa
Agotados sus
ojos de brillo
Y en su voz
un decir
Decidió
poner fin
Al poeta
sus versos
Para amándola
vivir
Escribiendo
de besos sus labios
En el albor
de cada anochecer
Para seguir
soñando con ella aferrado en sus brazos
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