Introducción. Pensamiento a cargo del autor:
Historia de porque algunas cosas pasan sin explicación, de cuando
ocurren sin siquiera esperar que ocurran y las hacemos propias y otras yerbas
que por costumbre se asumen como ajenas para no hacerse cargo
Serás llamado a ser quién eres
Aquel caminante desandaba por delante su camino dejando por
detrás, huellas que a alguien no le interesaba seguir
Nadie daba cuenta de sus pasos y parece que afectaba el
transitar del peregrino pues no avanzaba más allá de lo que había descubierto
Descontento, lamentaba en cada descanso, la poca atención que
lograba, siendo tan importante el trazo en firme, camino a su destino
Miraba a todos lados, preguntándose el porqué, sin llegar a
comprender, como nadie preguntaba a donde dirigía el norte de su brújula
Hasta emprender la marcha, le había dedicado mucho tiempo
para preparar el viaje; puesto especial empeño en cada mojón, a cada sitio
donde pasaría llevando sus intenciones
Se reclamo en varios pasajes, que debió haber dispuesto estafetas
que anticipen su llegada a cada pueblo
Pero continuó camino prometiendo nunca más volver donde valoraron
su ausencia ignoraron su presencia
Encuentro demente
En un paraje distante, encontró el caminante, un estanque de
agua cristalina para refrescarse y una roca elevada para otear el horizonte
Vanagloriando su sombra, escuchó una voz.
Parecía ser el viento, jugando con el paisaje
Pero no. Pertenecía a la sabiduría, que acostumbra a presentarse
sin aviso
Calma y sin estridencias le habló:
- Que es lo que buscas ¿?
- Quién eres que tanto importa saber que busco ¿?
- No importa quién soy, ni que quiero saber. Importan tus carencias
- Carencias ¿? No las tengo. Tengo pretensiones
- Ya veo… y que pretendes ¿?
- Llegar donde hasta ahora nadie ha llegado
- Pues dime entonces, que lugar es ese ¿?
- (piensa) Pues…dime tu que te apareces y cuestionas; si tanto es que sabes, pues deberías saberlo
- Te diré… tu pretendes ser más de lo que eres…y eso mi amigo, no será posible
- (furioso) Quien te has creído que eres, para juzgarme de ese modo ¿?
- Soy poco para ti. Que dominas solo una lengua y apenas te haces entender. Tus temas de conversación son dos:
Que el alma pesa 21 gramos y que es sano beber 2 litros de
agua a diario; es muy poco para tanto pretender
- Y tu todo lo sabes verdad ¿?
- No. Pero no niego lo que a ti te aterra, que es que exista sobre la faz de esta tierra, alguien que, por distinto, no puedas igualar
- No te entiendo
- Cierra los ojos. Te contaré. Escucha atentamente….
Érase una vez un Rey, amante de su reino. Verdes jardines,
adornaban la vista de sus aposentos
Laboriosas sirvientas, pulcras dejaban los pisos del palacio
Corceles de crines peinadas por coiffeur, lucían blancas al
sol
Montado sobre los bríos de su corona, todos los días se
llegaba hasta el altillo, donde los días pasaba su hechicero para ver el
destino en sus ojos
Cierta mañana, despertó, alterado por un sueño. Un joven lleno
de luz llegaba hasta su corte, reclamando el trono y todas las tierras de la
comarca
Muestra tus avales requirió el monarca: Solo el filo de mi
espada y tu cobardía respondió el joven
Una bofetada inesperada e insolente, ante la corte, no me
deja más remedio que aplicarte la pena capital: Morirás en la horca si en dos
días no pruebas tu valentía, postrándote ante mis pies, trayendo tu orgullo
digerido por un tigre blanco.
Se inclinó ante su alteza y marchó a cumplir su mandato
En los comentarios de los súbitos más cercanos, planteaban
incertidumbre; que el Rey había sido blando; que el joven jamás regresará
Dos días después, se presentó un anciano, andrajoso y mal
oliente, sosteniendo una cuerda en sus manos, y un tigre blanco con un collar
en su cuello
“Su Majestad. He de venir en nombre del desconocido joven,
quien se encuentra junto con su orgullo, en el vientre de la bestia”
El Rey, entregó su corona al viejo y espero el final de sus
días en el altillo
- Eso no es justo ¡!!!!, interrumpió el peregrino el relato
- Y quien te ha dicho que es justo y que no ¿? Acaso no has visto que eras tú, el Rey, el Joven, el hechicero, y el anciano mendigo ¿?
- (silenciosas lágrimas)
- Nada pidas si nada puedes dar…las metas no te pueden quitar la razón ni hacer perder tu esencia...el Rey dejo de ser por temor y el joven eligió ganar de cualquier modo...
Corolario
No tomes decisiones tratando de agradar ni elijas un destino para el prójimo que
no sea el mismo que elijas para ti…
¡Excelente y aleccionador como siempre!. Un abrazo Patricio.
ResponderBorrarMuchas Gracias Hugo !! Un abrazo. Paz y Bien
BorrarGracias por compartirlo! Muy sabio corolario.
ResponderBorrarMuchas Gracias !! Paz y Bien
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