miércoles, 5 de noviembre de 2025

Las luces de Alberto

Lo que era un secreto a voces, terminó saliendo a la luz una noche que la ciudad quedó a oscuras. Quienes conocían al Alberto, estaban seguros de que no era garantía para orientarse y esa noche nadie veía nada. Ni siquiera las luces de los autos ayudaban de algo.

El Alberto jamás supo que estaba perdido. Ni siquiera cerca de saberlo estaba. Cuando lo agarró el apagón bajó de la General Paz transitando por la calle Vallejos y llegó donde termina la calle Mendoza… y vaya a saber si ese era el camino que quería hacer

Claro… como siempre fue por la misma calle no se detuvo a ver alturas ni alguna referencia que lo ubicara. Una vieja al sacar la bolsa de basura, le dio indicios de la hora y un ciclista que lo puteó le dio indicios que estaba transitando por la bicisenda. No tenía ni la más puta idea de dónde carajo se encontraba.

Obligado por la situación y ante la presencia de un patrullero en una rotonda, detuvo su marcha para preguntar donde se encontraba ya que el siguió derecho desde donde arrancó y de paso que le aclare porque tanta luz en ese lugar, porque le llamaba la atención lo iluminado que estaba el predio que se encontraba cruzando la avenida, si la ciudad estaba a oscuras

Sorprendido el policía pensó si le respondía o llamaba al SAME, por la situación emocional de ese hombre. Entonces enarbolo una explicación acorde para que la pudiera comprender… “Mire señor por lo que me comenta usted tenía que llegar a 5 cuadras de donde salió… por lo que deduzco que no lo advirtió y tal como usted dice, siguió derecho en la misma dirección, la calle cambió de nombre y tampoco lo advirtió y esta rotonda, no tiene continuidad porque aquí termina la calle. Lo que usted tiene delante es un parque y esas luces que le sorprenden tanto provienen del aeropuerto y se alimentan de grupos electrógenos…

No lo dejó terminar el Alberto. Rápidamente se subió al auto, dio la vuelta y tomó la misma calle en dirección contraria, para regresar a donde inició su periplo

Lo que son las casualidades dijo, cuando el mismo ciclista lo volvió a putear. Lejos de enojarse el Alberto bajo la ventanilla y le gritó “NO SIGAS QUE ESTA CALLE SE TERMINA”

2 comentarios: